La mano que lleva a un niño de la mano, lleva una llave
enciende el fuego al tacto, un sueño y una noche que
niega la hondonada, una en
la otra se aprende a caminar, a respirar.
Y va enlazada a un ramo.
La mano que ha plantado una mano en la suya siente
hundirse un aliento en el agua del día, da confianza de
manos abrazadas, como el lugar donde se abre lo por decir,
lo por llegar. Y el que conduce es conducido.
La mano que lleva a un niño de la mano da un cuenco un
viento en ese cuenco y un viaje en ese viento donde
estallan banderas de colores y
bestias fabulosas comparten un camino
que comienza en un sitio de manos abrazadas.
Una en la otra.
La mano que lleva a un niño de la mano
no retrocede nunca.
Jorge Boccanera
PORQUE ESTE AÑO QUE NOS UNIÓ TUVO LA FUERZA DE HABER COMPARTIDO LO MEJOR DE CADA UNO PARA SEGUIR ENSEÑANDO Y APRENDIENDO MAS ALLÁ DE LAS DIFICULTADES.
¡Gracias por este caminar juntos, enlazando manos y tejiendo momentos inolvidables!
¡HASTA PRONTO!